martes, 8 de noviembre de 2016

UNA SALIDA MUY ESPECIAL

Tenemos  muchas cosas que contaros sobre nuestro proyecto... ¿por dónde empezamos? Será mejor que lo hagamos por el principio. 
A raíz de saber que el papel que hacían los mayas antiguamente se fabricaba con corteza de árbol, salimos a observar los árboles de nuestro entorno y su corteza.
Descubrimos que todos los árboles tienen corteza, es como su piel y protege al tronco. Unos la tenían fina y suave y otros dura y rugosa. Para descubrirlo, nos acercamos a varios de ellos, los tocamos, hablamos sobre sus cualidades...

Entre tanto fuimos descubriendo los nombres de algunos de los árboles que observamos, como el sauce llorón, el olivo, el platanero o el chopo. Vimos que algunos tenían ramas muy largas que colgaban casi hasta el suelo, otros que tenían frutos como las olivas, .... ¡incluso vimos uno muy alto que tenía letras! ¿Os lo podéis creer?
Pero claro, queríamos encontrar trozos de corteza para probar en clase a hacer papel como los mayas y no queríamos arrancarla puesto que si es como su piel, les haríamos daño a los árboles. Así que nos pusimos a buscar por el suelo...
Y... alehop!!!! Nuestra búsqueda dio sus frutos y encontramos ramitas y trozos de corteza. Como aquí Félix, que fue el primero en encontrarlo.

Fuimos a ver la potinia que plantamos el año pasado con motivo del "Día del árbol" y para nuestra sorpresa, entre las plantas había un montón de cortezas. ¡Condición: coger sólo una por niño! Sino dejaremos el jardín vacío.

Tras la recolecta y tan contentos por nuestros descubrimientos, nos fuimos a clase. Depositamos nuestras cortezas en una bolsa y a lavarse bien las manos. Después teníamos que decidir cuál sería la mejor manera de machacar la corteza para conseguir trocitos pequeños y hacer una masa...
Dijimos y probamos varias opciones: darle con la mano, con el pie, con la pata de la silla,... pero ninguna funcionó (la corteza estaba demasiado dura). Se nos ocurrió hacerlo con un martillo pero como no teníamos en clase en ese momento, decidimos dejarlo para otro día.
Mientras tanto hemos aprendido muchas cosas más con las aportaciones de todos y todas. Pero esa es otra historia que nos reservamos para otro día.
¡Hasta pronto!







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